miércoles, 1 de junio de 2011

Ciudades


El tiburón,  como el resto de las alimañas marinas, tiene un sexto sentido para oler el miedo de sus víctimas. En los relatos de mi infancia el pez espada, figura totémica de las regiones de Sepik, peleaba con el príncipe azul y se casaba con la Cenicienta. Ya de niño era capaz de trazar en un atlas el rastro de los narvales en las corrientes frías de Terranova; me imaginaba durante mi juventud capturando rayas cardadoras y noriegas con palangres, codo a codo con marineros de El Cabo, de Finisterre. Mi pasión por el mar me viene de familia: ayudo a mi padre en el ultramarinos del barrio, esa tienda con nombre en latín que vende el mejor bacalao de toda la Alfama. Ciudades, espejos de nuestro destino: acompañadnos en los días felices.








1 comentario:

  1. Qué buenos los textos!!! Y qué decir de las pinturas! Gracias por este blog, Luis.

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